Con la final de la Copa del Rey en el horizonte, el FC Barcelona recibirá a un rival que busca terminar en los puestos europeos. Después de la gran remontada en Montjuïc frente al Celta, el equipo se siente fuerte, pero es consciente de la necesidad de mejorar antes de viajar a La Cartuja.
En apenas una semana, el barcelonismo ha pasado a tener los sentimientos encontrados. Tras el triunfo agónico en Butarque, ya se pudo apreciar que la plantilla comenzaba a acusar el gran desgaste del que Flick se quejaba y con razón. De hecho, ante el Leganés cayó la primera víctima de un calendario demoledor: Balde. Aún así, el Barça ya ha demostrado ser un experto en salir airoso de situaciones límite y se llevó los tres puntos contra los pepineros.
Aquello era la primera advertencia antes de viajar a Alemania donde el Borussia Dortmund no tenía nada que perder. El 4-0 de la ida parecía definitivo, pero los locales se lo creyeron delante de su muro amarillo. Tanto que el hat-trick de Guirassy encendió las alarmas a unos culés que, por un momento, vieron estos diez años en Champions pasar ante sus ojos. Por fortuna o cuestión de madurez precoz, este equipo nunca decae.
Pese al billete a semifinales, era lógico tener dudas después de ver algunos desajustes atrás y que los goles los metían los rivales en propia puerta. Inquietudes que rápidamente disipó un Ferran Torres terriblemente inspirado este curso. Pero a partir del cuarto de hora, el ‘panda’ eclipsaba al ‘tiburón’. De nuevo otro hat-trick en contra, pero esta vez de Borja Iglesias. Un 1-3 para los gallegos que presagiaba un acercamiento del Real Madrid en LaLiga, pero Dani Olmo y Raphinha tenían otros planes…
El egarense es crucial en el sistema del FC Barcelona y quién sabe si con la lesión de Lewandowski, se le vea como ese falso nueve que tan bien le funciona a Luis de la Fuente en la Selección Española. Luego el capitán brasileño haría el resto en su particular carrera por un Balón de Oro que ahora mismo no tiene otro dueño…salvo que Lamine Yamal se lo quite.
Pero en defensa la historia es otra. El Barça no puede permitirse el lujo de conceder 6 goles en dos partidos si quiere hacerle frente al Real Madrid en la final de Copa del Rey. Un ejercicio de autocrítica que se deberá llevar a cabo contra el Mallorca en un Montjuïc que querrá despedirse a cuatro puntos de los blancos y optimista antes de poner rumbo a La Cartuja. Antes, LaLiga pasa por el Lluís Companys, con un rival que quiere entrar en Europa y vengarse de aquél 1-5, también sin Lewy.
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