El presidente respondió a una entrevista en TV3 en la que repasó la actualidad azulgrana. Habló sobre la renovación de Lamine Yamal, el regreso al Camp Nou, el mercado de fichajes y, evidentemente, del entrenador alemán.
Si hay un hombre al que no es le puede discutir el sentimiento culé, ese es Joan Laporta. Querido por muchos y vilipendiado por otros, lo que está claro es que nunca pasa desapercibido. Un personaje carismático, tanto cuando hace butifarras como celebrando títulos. Desde Luz de Gas hasta el Lluís Companys. Levantando botellas, copas…lo que haga falta. Año tras año en el foco de un FC Barcelona no siempre sencillo y en el que ha padecido como cualquier aficionado. Valiente en los momentos delicados, sincero y directo: «Hemos sufrido mucho pero hemos sabido aguantar la presión.»
Hablando en plural y dándole importancia a aquellos que le rodean y respaldan: «Tengo una gran junta, un gran equipo. Quieren al Barça y trabajamos mucho para que esto salga. Nos movemos en el caos, sí, porque el fútbol es caótico. La suerte se trabaja.» De hecho, el máximo mandatario blaugrana le otorga el mérito a los suyos de la llegada de Flick: «La medalla de Hansi es de Deco y Bojan. Yo solo oriento. No me hubiera decidido por Flick si Deco me dice que no. El mérito es de Deco y de su equipo.»
Querido Flick, de Laporta
Aún así, Laporta puso su granito de arena de forma epistolar: «Cuando lo fichamos fuimos a cenar. Le expliqué todo de palabra pero le di también una carta. En el Barça nos gusta ganar, pero el cómo es muy importante. Son las raíces Cruyffistas que tenemos.» Una carta que caló hondo en un aparentemente gélido corazón germano, tal y como confesó el día de su presentación: «Antes de firmar el contrato, cenamos y el presidente me dio una carta traducida al alemán en la que había algo escrito que me hizo sentir desde el primer momento que es un club increíble, muy grande, y todo el mundo ayuda y tiene ese respeto.»
Una pequeña compilación de lo que el presidente entendía como los fundamentos esenciales de la entidad: «Le entregué una carta con lo que yo pienso que debe saber un entrenador del Barça. Me apetecía decirle que viene a un club que es más que un club, que representaba un país, que tiene una historia, unos valores, que es propiedad de sus socios… quería que entendiese nuestra forma de ver el fútbol y de ver la vida.»

Una complicidad que se gestó desde el principio, motivada en parte por la nostalgia y algo de sentimentalismo, recordando a Cruyff: «Tiene la mirada de Johan. Con esos ojos azules ve el fútbol como Johan. Viene de esta escuela alemana, en un momento que nosotros necesitábamos un perfil como este. Sin criticar a Xavi, que ganó una Liga y una Supercopa y lo hizo bien. Pero pensamos que hacía falta un cambio y él lo reunía todo para el equipo que tenía». Una relación perfecta para ambas las partes y en la que Hansi ha captado el mensaje de ‘Jan’ a la primera: «¡Visca el Barça y Visca Catalunya!»
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