El partidazo de Lamine y el tanto de Fermín no fueron suficiente para rascar puntos en el último partido de la temporada en casa. Por otra parte, el cuadro groguet se consigue la clasificación a Champions League.
El Barça cerró su etapa en Montjuïc con una fiesta que no fue como se esperaba. Era día de celebración, de despedida y de repasar una temporada que, con tres títulos bajo el brazo, solo puede calificarse de excelente. Pero el Villarreal, que llegaba con el objetivo europeo entre ceja y ceja, decidió no truncar los planes de los culers. Los de Hansi Flick remontaron un gol inicial de Ayoze con tantos de Lamine Yamal y Fermín, pero en la segunda parte el conjunto amarillo devolvió el golpe con acierto y oficio. Comesaña y Buchanan firmaron la remontada visitante en un encuentro que recordó al Barça de toda la campaña: dominante, creativo, pero también con momentos de desconexión que le costaron puntos.
Remontada al son de Lamine
Como en tantas otras tardes esta temporada, el Barça encajó muy pronto. Ayoze aprovechó un desajuste defensivo tras un pase largo a la espalda de Gerard Martín, y remató sin oposición el 0-1. Apenas habían pasado cuatro minutos y la fiesta se complicaba. El Villarreal, consciente de lo que se jugaba, fue incisivo en las transiciones y volvió a avisar poco después con otra llegada de Baena que no encontró puerta por centímetros.

La reacción azulgrana no se hizo esperar. Lamine Yamal se adueñó del costado derecho y, tras combinar con Eric García, se perfiló hacia dentro para marcar uno de esos goles que ya llevan su firma: zurdazo seco, ajustado al poste, imposible para Junior. El empate encendió Montjuïc y el Barça siguió apretando. Fermín, incansable, buscó su gol con insistencia. Lo encontró justo antes del descanso: tras un rechace en el área, enganchó un disparo seco que puso el 2-1 en el marcador. Los de Flick llegaban al entretiempo por delante, con ritmo, dominio y sensación de tener el partido controlado.
De más a menos
En la segunda mitad tampoco hubo suerte, al Barça le costó sostener el nivel tras el descanso. El Villarreal no necesitó mucho para volver a meterse en el partido. Comesaña, entrando desde segunda línea, se coló entre líneas y superó a Ter Stegen con una sutil vaselina. Un empate que devolvía la incertidumbre al marcador y que pesó como una losa en las piernas del Barça, que, pese a tener el balón, no supo encontrar ocasiones claras.

El equipo de Flick no se rindió, pero el físico ya no acompañaba. Gavi, Fermín y Lamine lo intentaron, pero el último pase no aparecía. El Villarreal, más fresco y con más necesidad, olió sangre. Y la encontró. Buchanan aprovechó un centro lateral para rematar a placer el 2-3. Ter Stegen, en su regreso como titular, no logró intervenir en ninguno de los tres goles encajados. Con el Barça volcado y sin ideas, el partido se escapó en los últimos minutos sin más oportunidades claras.
La derrota no borra nada
Pese al desenlace, el Barça cierra la temporada con la cabeza alta. Campeón de Liga, campeón de Copa y con una plantilla que ha demostrado carácter y calidad durante toda la campaña. Montjuïc, escenario de tantos momentos inolvidables en los dos últimos años, se despidió con una derrota, sí, pero también con la certeza de que el futuro pinta bien. Lamine Yamal ha terminado de explotar, Fermín ha sido uno de los grandes nombres del curso, y la columna vertebral del equipo sigue sólida. El técnico alemán ha conseguido cohesión, compromiso y resultados. La derrota ante el Villarreal, que selló su pase a Champions con justicia, es un recordatorio de que siempre hay margen de mejora. Pero también es parte del camino. El Barça ya mira hacia el futuro, con el regreso al Camp Nou a la vista y más ambición que nunca.
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