El técnico azulgrana no deja dudas y transforma a un Barça a la deriva en un candidato a absolutamente todo en menos de un mes.
Tras el anuncio de la vuelta de Xavi Pascual al banquillo del Palau un servidor dijo que si no había una intención manifiesta del club en volverse a tomar en serio a sí mismo, el legado del de Gavà no alcanzaría para cambiar el rumbo de la sección. Pues bien, unas pocas semanas le han bastado al técnico del Barça para demostrar muchas cosas.
La primera, que su sola figura basta, de momento, para poner al club en el escaparate del baloncesto europeo. Y es que la realidad, tras 7 victorias consecutivas (todas por encima de los 10 puntos), es que el Barça vuelve a ser un equipo grande. Partiendo de una defensa férrea, Pascual ha encontrado con su pizarra el antídoto a gran parte de los males de la sección en el último año y medio bajo las órdenes de Joan Peñarroya. Lo ha conseguido enchufando a todos y cada uno de los jugadores, que creen en su nuevo líder desde el primer día. Unos jugadores que parece que, al fin y al cabo, sí podían dar la talla.
Y es que Pascual ha zanjado el debate en torno a la validez de la plantilla. En menos de un mes en el cargo, el técnico ha evidenciado que con estos jugadores sí se puede competir por todo. Tampoco debería pillar a nadie por sorpresa. El propio Barça estuvo a una canasta de obrar el milagro de llegar a la Final Four la temporada pasada. Fue con medio equipo lesionado y unas sensaciones mucho peores. Había mucho margen de mejora, y Pascual se ha encargado de demostrarlo.

Ahora, visto lo visto y con lo que se ha conseguido en tan poco tiempo, el rédito de Pascual solo ha hecho que aumentar. Su legado como uno de los mejores entrenadores de la historia de la sección era imborrable, pero esta nueva etapa puede convertir su figura en algo más. Como mínimo, a ser una voz autorizada y con peso a la que el club tome en serio. Y es que la realidad es que Pascual se está ganando saber si sus esfuerzos se verán transformados en una sección como la de antaño, o incluso mejor.
El técnico del Barça ya dejó claros varios puntos que consideraba indispensables para volver al Palau. Desde las limitaciones económicas de la parcela hasta la dirección deportiva. Y sin la garantía de que se cumplieran, Pascual acabó aceptando el cargo y ha devuelto al equipo al lugar que merece. A pesar de ello, habrá que esperar para ver si los cimientos de estas primeras semanas dan al preparador de Gavà los ansiados títulos al club. Trofeos que quizás le valgan para obtener esos cambios. Por ahora, lo único que queda es encomendarse a la táctica e ingenio de una leyenda azulgrana.

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