El FC Barcelona recibirá al Eintracht Frankfurt en su histórico estadio y lo hará ante 45.000 espectadores
Siguen las buenas noticias para el conjunto blaugrana: el próximo compromiso de Champions League en casa del 9 de diciembre se jugará en el Spotify Camp Nou. El club ya dio la sorpresa hace unos días con el anuncio del regreso a su casa este sábado contra el Athletic Club. En este caso, también será ante 45.000 espectadores. El Ayuntamiento concedió a la entidad la licencia de ocupación 1B, lo que permite un aforo parecido a Montjuïc.
Los culés se ilusionan
Pues además del siguiente encuentro liguero, los blaugranas reciben al Eintracht de Frankfurt también en su nuevo estadio, y lo hacen en un contexto muy ilusionante. Al término de este parón FIFA, Hansi Flick recupera a Lamine Yamal, que no se había perdido ningún partido puesto a que se hizo las pruebas de su estado físico tras el encuentro de Vigo; a Raphinha, a Joan Garcia, y probablemente a Pedri. Quizás al canario le queden unos días más, y el cuerpo técnico no quiere arriesgar con él.

El Camp Nou infunde respeto. Es el estadio más grande de Europa (ya lo era, y volverá a serlo cuando finalicen las obras). No obstante, si nos vamos unos tres años atrás, la última vez que el Barça recibió a su rival de Champions, el Eintracht, el recuerdo no es el más bonito. Las gradas se tiñieron de blanco alemán en una de las noches más grises de los últimos tiempos. El Frankfurt venció (2-3) en esos cuartos de final de la Europa League. Flick tiene un grupo muy unido y está recuperando a sus mejores cracks. Se esperan grandes cosas del Barcelona este año.
El feudo blaugrana ha sido testigo de noches históricas, de consecución de títulos, de grandes remontadas y de actuaciones de los mejores futbolistas de la historia. La temporada pasada el equipo jugó en Montjuïc y firmó un año para el recuerdo. El Estadio Olímpico Lluís Companys se convirtió en un fortín y la afición ayudó a su equipo a ganar el triplete nacional y a llegar a semifinales de la Champions League. Sin embargo, la montaña mágica no es Les Corts y el Lluís Companys no es el Camp Nou.

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