El Athletic intentó frenar el impulso azulgrana, pero fue engullido por un Barça eléctrico y dominante en su vuelta al Camp Nou.
El Barça volvió a casa por la puerta grande. Y lo hizo como sueñan los culés desde hace más de dos años: fútbol, emoción, una atmósfera indescriptible y un 4-0 al Athletic Club que permitió al equipo de Hansi Flick dormir en lo más alto de la clasificación. Una noche perfecta para estrenar el nuevo templo azulgrana.

Un retorno esperado durante 909 días
Horas antes del partido, la ciudad ya latía distinto. Las calles de Les Corts se colapsaban, los bares estallaban de vida y las colas se multiplicaban en todos los accesos al estadio. El olor a churrería, las camisetas recién estrenadas y el murmullo de la gente lo dejaban claro: esta no era una jornada cualquiera, sino el regreso a un hogar largamente añorado.
A las 14:15, la primera estampida. Miles de aficionados corriendo hacia sus localidades para ver de cerca el nuevo estadio, aún en obras pero ya imponente. La emoción no se disimulaba, por más que los precios de las entradas hubieran levantado ampollas entre los socios.
El homenaje previo fue de piel de gallina. El Orfeó Català interpretando el himno, socios veteranos haciendo el saque de honor y fuegos artificiales decorando la tarde. Mientras tanto, Flick mantenía su gesto serio, ajeno al festejo, sabía que el Athletic podía aprovechar cualquier despiste.
Su alineación sorprendió a todos. Gerard Martín como central zurdo y Eric García formando un doble pivote inédito. Una apuesta valiente, pero inteligente para una noche marcada por la emoción.

Lewandowski abrió el marcador
El Barça salió lanzado. Lewandowski tuvo una clarísima a los tres minutos, pero no perdonó en la siguiente. Un rebote que cazó dentro del área, latigazo al primer palo y el primer gol del nuevo Camp Nou. La grada explotó como si se liberara de golpe la nostalgia acumulada durante 909 días.
Ferran, Lamine, Balde… todos olían sangre. El Athletic estaba en la lona y Unai Simón evitó que el castigo fuera mayor con dos intervenciones salvadoras ante Fermín y Dani Olmo. Con el paso de los minutos, el Barça perdió precisión y el Athletic lo aprovechó. Unai Gómez avisó dos veces y Nico Williams tuvo una clarísima en el 40’. El descanso parecía necesario para recomponerse.
Pero entonces surgió la magia. En el 45+1, pérdida de Yuri, Lamine ve el desmarque de Ferran y le sirve una trivela deliciosa. El extremo controla y fusila a Unai Simón. 2-0 y estallido total en el templo recién inaugurado.

Locura al inicio de la segunda parte
La reanudación empezó con confusión. El Athletic salió puntual, el Barça… no tanto. Solo Ronald Araujo estaba listo en la banda. Tras unos segundos surrealistas, el equipo saltó finalmente al césped, aunque sin Balde, que sufrió mareos. La mejor respuesta llegó en forma de gol. En el 48’, Fermín hizo el 3-0 tras una pared exquisita con Eric García. Y dos minutos después, Sancet firmaba una entrada criminal sobre el propio Fermín: roja tras el VAR y el Athletic quedaba sentenciado.
La pitada a Nico Williams cuando Valverde lo retiró fue la banda sonora del hundimiento visitante. Con todo bajo control, Flick movió el banquillo y dio entrada a los canteranos Dro y Bernal. El Barça manejaba el balón, el cronómetro y los tiempos. La noche tenía ritmo de celebración, pero faltaba un detalle: el regreso de Raphinha.
El brasileño volvió al césped en el minuto 80 y fue recibido con una ovación inolvidable. En su primera jugada casi marca el cuarto, pero el destino quiso que el último gol fuera, de nuevo, para Ferran, tras otra asistencia de Lamine (dos en la noche). 4-0 y delirio final.

Una noche para guardar en la memoria
Los de Flick firmaron un partido redondo, con un Lamine brillante, Fermín omnipresente, Eric sorprendente y Lewandowski en modo goleador. El Spotify Camp Nou volvió a rugir. Y el Barça volvió a sentirse Barça. Una noche perfecta. De las que pasan a la historia.

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