El guardameta catalán esclarece cualquier debate y duda que había en la portería blaugrana y se consagra como el portero del futuro para el club
Joan García arribó al FC Barcelona como el mejor portero de la campaña 2024/25, en la que firmó un año para el recuerdo con el RCD Espanyol. Fue uno de los fichajes más aclamados por la hinchada culer que, cansada de la situación con Ter Stegen y viendo que Szczesny no era nada más allá de lo que vino siendo, un parche y figura importante para el vestuario, pedía a gritos un cambio en una de las posiciones más señaladas de su cuadro.
El guardameta catalán dejó atrás al equipo de su vida para dar un salto mayúsculo en su carrera deportiva, asentándose de inmediato en la titularidad de todo un Barça que demandaba una respuesta inmediata, producto de los malos resultados cosechados en cursos anteriores, a excepción del pasado, donde el club pudo cosechar el triplete nacional.
Héroe sin capa
Desde que se enfundó los guantes por primera vez con la casaca blaugrana, Joan García ha demostrado al mundo el porqué de la oportunidad que le brindó la entidad. Llegó en un contexto nada fácil para cualquier fichaje, pero esto parece no haberle abrumado lo más mínimo, mostrándose firme y seguro en todos y cada uno de los encuentros que ha disputado.
En una temporada en la que el Barcelona no ha arrancado del todo bien -defensivamente hablando-, ya son varias las actuaciones individuales que se le recuerdan al arquero, la última, la de ayer firmada ante el Villarreal, con varias intervenciones valor gol que mantuvieron la portería a cero, un trabajo que le estaba costando horrores al equipo conseguir.
Un defensa más
No solo cumple con su función bajo palos demostrando unos reflejos de un superdotado, sino que también, como la institución lo demanda, actúa como un defensa más. Ayer ante el submarino amarillo, Joan completó el 100% de los pases en largo que intentó, además de firmar esas cinco paradas -de mucho nivel-, 15 pases y 9 recuperaciones. Una función que debe dominar cualquier jugador que quiera establecerse en esa posición y el de Sallent lo hace a la perfección.
Hacía años que los aficionados culers querían a alguien de garantías bajo palos y Joan García ha llegado para quedarse. Ha costado, pero como todo proceso de cambio generacional, ha llegado el punto en el que el Barcelona ha dado en el clavo con este fichaje, que ya se puede catalogar como uno de los mejores en los últimos años. Ahora el debate se ha transformado y ya no es sobre «quién será el portero del Barça», sino «quién será el suplente de Joan García».
Puede que todavía sea algo temprano como para aventurarse a posicionarlo tan alto, pero el rendimiento y la seguridad que transmite el catalán, hace imposible que no se le ponga en valor a estas alturas. Un portero de futuro, que cayó de pie en la entidad, entiende la filosofía del club y le viene como anillo al dedo al proyecto que lleva desarrollando Hansi Flick desde su llegada. El foco cambió, la neblina se disipó y lo que es un hecho para los años venideros, es que el club ya tiene el candado de su caja fuerte que tanto costó armar.
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