El técnico alemán recorta las celebraciones si el Barça gana la Copa del Rey ante el Real Madrid: solo habrá una cena en el hotel. Hansi Flick quiere máxima concentración para las semifinales de Champions ante el Inter de Milán.
A ocho días de la final de la Copa del Rey, el FC Barcelona ya calienta motores para uno de los duelos más esperados de la temporada: un nuevo Clásico frente al Real Madrid, esta vez en territorio neutral, el estadio de La Cartuja, en Sevilla, y por la disputa de un titulo.
Sin embargo, el entrenador alemán ha tomado una decisión firme: si el Barça gana la Copa, no habrá fiesta, desfile ni celebraciones públicas. Solo una cena discreta en el hotel con la expedición. La razón es estrictamente deportiva: cuatro días después, el 30 de abril, el Barça jugará la ida de las semifinales de la Champions League ante el Inter de Milán. Un compromiso que, para Flick, está por encima de cualquier festejo.
Flick, el hombre del cambio
En apenas una temporada, Flick ha conseguido recuperar la identidad competitiva del Barça. Bajo su mandato, el equipo:
Está en semifinales de Champions, tras eliminar al Borussia Dortmund (5-3 en el global).
Lidera LaLiga con paso firme.
Está en la Final de Copa del Rey.
Ya ha conquistado la Supercopa de España.
La posibilidad de lograr un triplete histórico, más la Supercopa, es real. Pero el alemán no quiere distracciones. Y esa mentalidad se ha trasladado a cada rincón del vestuario.
Primero, el Real Madrid: Herido, pero con hambre.
Antes de pensar en Europa, el Barça tendrá que superar a su máximo rival en una final de altísima tensión. Y aunque el Real Madrid de Ancelotti llega a Sevilla en uno de sus momentos más irregulares del curso, precisamente eso lo convierte en un rival aún más peligroso.
El conjunto blanco viene de ser eliminado por el Arsenal en los cuartos de final de la Champions League, un golpe anímico considerable para una plantilla acostumbrada a dominar en Europa. La caída ante los ‘Gunners’ (3-0 en Londres y 1-2 en el Bernabéu) ha dejado cicatrices, y esta final de Copa puede ser su única opción real de título esta temporada.
Nada de relax: foco total en el Inter de Milán
En caso de alzarse con el título, el único festejo autorizado será una cena privada en el hotel de concentración. Sin prensa, sin invitados, sin redes sociales. Solo el equipo y el cuerpo técnico. El mensaje es claro: «Esto no ha terminado». El exseleccionador alemán ha traído consigo una ética de trabajo implacable. Para él, celebrar con antelación puede significar perder el gran objetivo: en este caso la Liga de Campeones, un trofeo que el club no levanta desde 2015.
Será, quizás, una celebración contenida. Pero si Flick logra el objetivo que persigue, la gran fiesta podría llegar en junio, con una Champions bajo el brazo y, quién sabe, un triplete que marcaría, al fin, una nueva era en el Barça post-Messi.
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