El argentino volvió a su casa y mostró su humanidad al mundo, pese a que algunos les resulte un acto inverosímil.
Las emociones más primarias y profundas del aficionado culé despertaron ayer como nunca. Leo Messi, sólo, sin avisar, volvió al Camp Nou en la medianoche de un domingo cualquiera. Nadie sabe cómo entró, ni qué ocurrió exactamente para que el argentino volviera. Sin embargo, resulta que hasta en este momento único y fuera de guion, Messi tampoco lo está haciendo bien.
¿Cómo puede dudar un solo culé de que lo que ocurrió ayer no fue un acto genuino? ¿De verdad tenemos que creer que Messi hace todo esto de forma premeditada? ¿Se nos ha olvidado acaso que nuestras emociones y el amor nos mueven? Messi no es distinto en su humanidad a nadie de nosotros. Vió el que fue su hogar. Y tuvo un arrebato. Uno que manifiesta sus instintos más básicos. Quiso volver a sentir la inmensa felicidad que vivió durante tantos años. Esa con la que nutrió a millones de culés. Y hacer un gesto con el que mostrar su perpetuo apego a un club, ciudad y país que siempre llevará dentro. Dudar de lo contrario es simplemente un ejercicio de cinismo.

Los que se abalanzan a Messi señalan su decisión de publicar en redes el momento. “Quiere hacer un espectáculo”, “Es una estrategia electoral contra Laporta”, “Es una situación ridícula”… Y esto último es cierto. Es ridículo que Messi haya tenido que llegar hasta este punto. Lo lógico sería un homenaje con un estadio a rebosar y un posado preparado. Pero resulta que a Messi le hicieron daño. Resulta que a Messi, en otra faceta más de su humanidad, también le cuesta perdonar. En vistas de esto, quiso que el momento fuera íntimo. Natural. Honesto. Quizás a muchos también se les ha olvidado el significado de estas palabras.
Evidentemente el acto de Messi tiene consecuencias. Hasta qué punto fue consciente de ello Messi mientras pisaba el césped es otro tema. Seguramente muy poco, y nada más faltaría recriminarle semejante comportamiento. Las decisiones del corazón no suelen pensar en esto, aunque desafortunadamente haya que rendir cuentas más adelante.
En otra de las citas más recurrentes en las últimas horas entre los más críticos se vuelve a una vieja cantinela. “Ningún jugador es más grande que el Barça”. Para hablar de Messi se ha llegado hasta aquí. Ningún culé debería entonar esto hablando, precisamente, de Leo Messi. Tampoco de Cruyff, Guardiola o Xavi. Todos ellos han hecho al Barça lo que es. Lo han hecho grande. Messi es el Barça, y el Barça es Messi. Conviene no olvidar esto.

Pelos como escarpias!!