El FC Barcelona ha encontrado un nuevo aliado en los saques de esquina. Lo que antes parecía un recurso esporádico se ha convertido en una herramienta capaz de cambiar el rumbo de un partido.
Bajo la dirección de Hansi Flick, el balón parado dejó de ser un detalle menor para transformarse en un pilar del guion ofensivo blaugrana.
En la primera temporada del técnico alemán, los números ya insinuaban un cambio: tras las primeras siete jornadas de LaLiga, el Barça promediaba seis córners por encuentro y tres goles por partido, aunque apenas uno de ellos nació directamente desde la esquina, obra de Jules Koundé. Fue una pista, un primer destello de lo que estaba por venir.

Un año después, con la misma cantidad de partidos disputados, la historia ya es otra. La llegada de Marcus Rashford, especialista en lanzamientos, ha elevado la amenaza ofensiva desde el banderín. El inglés, recién aterrizado desde el Manchester United, ha dejado huella inmediata: acumula cuatro asistencias en los últimos cinco encuentros ligueros, dos de ellas nacidas directamente de un saque de esquina. El promedio goleador se mantiene en tres tantos por partido, pero el Barça ahora genera siete córners por encuentro, una cifra que refleja mayor control y dominio en campo rival.
Cada balón que vuela desde el córner ya no es un trámite, sino una oportunidad real de abrir partidos cerrados, de romper la resistencia rival y de encender la ilusión en las gradas del Estadi Olímpic.
Más allá de las estadísticas, lo que hoy late en el Barça es convicción. La certeza de que la estrategia, combinada con talento individual, también gana partidos. Y ese convencimiento es lo que transforma un simple saque de esquina en un arma cargada de esperanza.
Excelente artículo … con un análisis y una lógica poderosa … por demás,
una precisa y fina pluma … Enhorabuena Barca !!!