La defensa adelantada y el juego de presión de Flick ya no intimidan como antes, y los rivales aprovechan los puntos débiles del equipo.
El Clásico en el Bernabéu (2-1) dejó una imagen tan clara como preocupante: si no fuera por Szczesny, el Real Madrid habría firmado una goleada histórica. El portero polaco, héroe momentáneo del Barça, sostuvo al equipo con una actuación sobresaliente, deteniendo hasta un penalti y negando al conjunto blanco un resultado muy abultado. Los locales dispararon hasta nueve veces a puerta. A pesar de sus paradas, Szczesny ha encajado gol en todos los encuentros que ha jugado desde la lesión de Joan Garcia. El problema, no obstante, va mucho más allá del guardameta: la defensa no funciona como lo hacía unos meses atrás.
Los números no mienten
En las primeras diez jornadas de LaLiga EA Sports, el Barça ha recibido 12 goles, ha perdido dos partidos —uno de ellos por goleada frente al Sevilla— y ha empatado otro. Los rivales han disparado 89 veces, 43 de ellas entre los tres palos, lo que equivale a 4,3 tiros a puerta por partido, casi dos más que en el mismo tramo del curso pasado.

En las mismas instancias del curso anterior, el Barça había perdido una única vez. Además, los adversarios apenas habían marcado diez goles y habían logrado 28 disparos a puerta (2,8 por partido). Ahora los oponentes llegan más cerca, con más espacio y mejor ángulo para definir.
Los delanteros contrarios caían 6,1 veces de media en fuera de juego en la 2024/25, por las 4,7 actuales. Es decir, la defensa blaugrana mantiene el mismo plan —línea muy adelantada y uso de la trampa del fuera de juego—, pero lo hace con menos precisión y coordinación. Los centrales culés rompen con más frecuencia el fuera de juego, lo que se traduce en más ocasiones claras en contra.
La defensa mostraba más solidez la temporada pasada, aunque no necesitaba ser tan coral, ya que cada gol encajado solía ser devuelto con dos o tres a favor. En los diez primeros partidos de esta temporada, los blaugrana han marcado 25 goles y han goleado en tres ocasiones (ha ganado con tres o más dianas de diferencia), frente a los 33 goles y cinco goleadas en el mismo tramo del curso pasado.
La falta de un líder
El Barça de la pasada campaña tenía un referente claro en defensa: Iñigo Martínez, líder de la línea y encargado de coordinar la defensa en la propuesta de presión alta que le gusta al cuerpo técnico. Con la salida del central este verano, el equipo ha perdido una pieza clave de su columna vertebral.

Flick busca la pareja ideal para Cubarsí. Eric García, titular en el Bernabéu, está rindiendo bien y podría ser el favorito del técnico alemán, aunque no tiene el peso de Iñigo. Por su parte, Araujo a veces rompe la línea con facilidad y le cuesta salir con el balón controlado. Cubarsí, pese a su fiabilidad, sigue siendo joven.
Línea defensiva alta, sí, pero falta intensidad en la presión
Flick mantiene la defensa adelantada y la presión alta de la temporada pasada, pero este año el bloque no está tan organizado ni mantiene la intensidad necesaria. Cuando la presión falla, la zaga queda expuesta. El Barça necesita enriquecer su estilo con bloque medio y más coordinación defensiva. Cabe destacar, también, que la plantilla ha sufrido muchas bajas y los futbolistas están cansados. Hay poco fondo de armario.
Las derrotas contra el Sevilla y el Madrid muestran que falta solidez e intensidad en la presión; y el encuentro de Champions League frente al PSG, en el que los culés compitieron pero cayeron 1-2, evidenció fatiga y falta de efectivos. Flick debe recuperar confianza y necesita a un referente.

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