Los azulgranas buscan reaccionar en Euroliga contra Panathinaikos tras un debut amargo en Sofia ante el Hapoel.
El Barça llega a la segunda jornada de la Euroliga con la necesidad de reaccionar tras un debut amargo en Sofía frente al Hapoel Tel Aviv (103-87). El conjunto azulgrana se vio superado en defensa y sin la solidez suficiente en el rebote. Will Clyburn fue el más destacado con 23 puntos, bien acompañado por Jan Vesely y Kevin Punter, pero la producción ofensiva no bastó para compensar los desajustes atrás. Joan Peñarroya fue claro tras el partido: “Si encajas más de 100 puntos es imposible ganar”, poniendo el acento en la urgencia de reforzar el bloque defensivo.
Un reto mayúsculo tras las dudas
Atenas nunca es un destino cómodo en Euroliga. El Panathinaikos, con el OAKA rugiendo como pocas canchas en Europa, representa uno de los exámenes más exigentes que puede afrontar un equipo en el inicio de la competición. Los griegos arrancaron con victoria frente al Bayern y llegan con confianza. Su plantilla, larga y variada, permite rotaciones constantes y múltiples amenazas ofensivas. Con Kendrick Nunn y T.J. Shorts como referentes exteriores, y con solidez física en la pintura, los helenos obligarán al Barça a rendir al máximo durante los 40 minutos.
Para tener opciones en Atenas, el Barça deberá elevar notablemente su nivel competitivo. La defensa colectiva será fundamental: ayudas bien coordinadas, fortaleza en el uno contra uno y concentración plena en cada posesión. El control del ritmo también marcará diferencias; los azulgranas necesitan imponer su estilo y evitar que el empuje local dicte el tempo del encuentro. Otro aspecto decisivo será la batalla del rebote, donde los culés no pueden conceder segundas oportunidades. Por último, la gestión de las rotaciones tendrá peso: la profundidad de plantilla debe servir para mantener intensidad y frescura en todo momento.
Una oportunidad para reivindicarse
Más allá de lo táctico, el Barça deberá mostrar carácter y madurez. En un pabellón que multiplica la presión, mantener la calma en los momentos críticos será clave. Will Clyburn ya lo advirtió:
“Tenemos que jugar con inteligencia y no dejar que su afición se meta en el partido”.
Esa mentalidad competitiva puede marcar la diferencia entre hundirse o resistir hasta el final.
El Panathinaikos parte como favorito por el contexto, pero el Barça tiene armas suficientes para dar la sorpresa si logra corregir los errores del debut. Una victoria en Atenas supondría un golpe de confianza y enviaría un mensaje claro al resto de la Euroliga: este equipo, aún en construcción, está dispuesto a competir en cualquier escenario. La cita, más allá del resultado, servirá como termómetro para medir hasta dónde puede llegar este nuevo proyecto de Peñarroya.
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