El Barça está a un paso de volver a disputar una final de Champions una década más tarde. Pese a las bajas de Balde y Koundé, Lewandowski se sumó a la convocatoria y aguardará desde el banquillo. El factor campo juega en contra, además de una defensa en cuadro, pero el momento de Lamine Yamal puede ser el detonante.
Antes de marchar, Xavi Hernández dijo en rueda de prensa que el aficionado culé es un sufridor por naturaleza. Y así es. Le invade ese temor o incluso una seguridad de saber que va a pasarlo mal, hasta llegar a mentalizarse con lo negativo. Es algo intrínseco. Lógico por otra parte, teniendo en cuenta los últimos precedentes europeos. Por ello, en cuanto terminó el partido de ida contra el Inter en Montjuïc, el sabor agridulce se apoderó del Lluís Companys.
Pero visto desde otra perspectiva, la realidad es que el Barça comenzó perdiendo desde el primer minuto y con un golazo de tacón. Por si fuera poco, los italianos ponían más tierra de por medio en poco más de veinte minutos. Los mismos que se relamían sin pensar que Lamine Yamal está imparable. No hay motivo alguno para tener en cuenta su edad, cuando el de Rocafonda se echó el equipo a la espalda para destrozar a todo un Di Marco. Solamente el larguero pudo hacerle frente para impedir un hat-trick en unas semifinales de Champions.

Un ejemplo de madurez y personalidad al que se sumó el eterno señalado de Ferran Torres. Solo el ‘tiburón’ es capaz de acallar las críticas y suplir la baja de uno de los mejores delanteros de Europa: Robert Lewandowski. Es cierto que el polaco tampoco será titular en la vuelta, pero el punta valenciano se ha ganado a pulso que la hinchada azulgrana confíe en él. Y si a Raphinha se le cuestiona por sus últimos enfrentamientos ligueros, éste se rebela, luciendo brazalete, y salva de un latigazo un empate que olía a derrota dos minutos antes.
El Barça ha cambiado el chip
Eso es ser del FC Barcelona esta temporada; no darse nunca por vencido. Ni aunque los dos laterales titulares de la plantilla no estén sobre el césped. Porque si Koundé y Balde no pueden, Eric García cumple con creces, junto a un Gerard Martín que encima se consagra como MVP ante el Valladolid con LaLiga en el alambre. Hay sitio para todos en el barco de un Hansi Flick que le da la oportunidad de redimirse a Araújo y recupera para la causa a un Christensen castigado por las lesiones.
No se puede dudar de un vestuario unido, joven y motivado en el que si Inzaghi se centra en Lamine, otro puede ser el protagonista. Y Dani Olmo lo sabe. Al igual que Fermín o Gavi que se cabrearon y con razón con el 3-3. Pero ese disgusto después de levantar un 0-2 y un 2-3, es el principio de un camino que pasa por el Giuseppe Meazza y apunta a Múnich. Diez años más tarde, el barcelonismo lo merece y esta generación lo ansía…¿por qué no ser positivos?
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