Raphinha y Fermín lideran la remontada al Valladolid en un partido raro, con ambiente caldeado, errores, lesiones… y mucha personalidad culé.
Un arranque con susto
No se había llegado ni al minuto 5 cuando todo se torció. Iván Sánchez encaraba y la empujaba al fondo de la red tras un rebote. Primer golpe, se adelantaba el Valladolid. El Barça ni se había asentado y ya iba por detrás. Y mientras los de Flick intentaban reaccionar, la grada estallaba… pero no contra el equipo visitante.
Minuto 12: cánticos generalizados y billetes falsos con la cara de Ronaldo Nazário. La afición del Valladolid no aguantó más y cargó contra el dueño del club. El ambiente estaba tan caliente fuera, en la previa, como dentro del campo durante el partido.
El Barça, aún algo desconectado sin saber como hacer daño a un Pucela replegado atrás, empezaba a despertar. Pau Víctor tuvo una de cabeza que obligó al portero a estirarse. Y Dani Rodríguez, que debutaba y como titular con el primer equipo, dejó muy buenas sensaciones: dos remates con la izquierda y mucho desparpajo. Jugó con personalidad, sin miedo. Pero la suerte no estaba de su lado.

De la ilusión al dolor en segundos
Minuto 33, Dani Rodríguez tiene un mal golpe en una jugada con Aznou, canterano culé, y se lleva la mano al hombro. Malas noticias. Luxación y cambio obligado. Se le fue la sonrisa al chico que estaba cumpliendo un sueño. En su lugar entró Lamine Yamal, que agitó el partido como de costumbre.
Antes del descanso, Ansu Fati casi firma un golazo con un disparo potente desde fuera. Pero otra vez el portero local evitó el empate con un vuelo impresionante. El Barça se iba al vestuario con mejores sensaciones, pero con el marcador en contra y el vestuario con ganas de darle la vuelta.
Raphinha y Fermín al rescate
Hansi no esperó más. En la segunda parte tiró de banquillo y metió pólvora. Raphinha, nada más entrar, se fabricó una ocasión y puso a trabajar otra vez al guardameta. El brasileño estaba encendido y en el 53’ encontró el premio: derechazo cruzado tras un mal rebote del arquero y gol del empate. Justo y merecido.
Y no se quedaron ahí. Diez minutos después, apareció Fermín López, que parece tener don para aparecer en momentos donde el equipo le necesita. Recibió dentro del área a pase de Gerard Martín y, con la pierna mala, la mandó al fondo de la red. 1-2 y el Barça ya mandaba en el marcador y en el juego.

Otra lesión y un final de nervios
Pero el destino no iba a dar tregua. Minuto 77, Gavi se queja y se echa al suelo con gesto serio. Molestia muscular y nuevo cambio obligado. Entró Eric García, que juega donde el equipo le necesita.
Lamine tuvo el tercero en el 79’, pero su chut lo sacaron bajo palos. Ya en los minutos finales, el Valladolid lo intentó empatar en un par de idas y venidas. Llegaron los nervios, pero la defensa culé aguantó bien. Con cabeza y con ese punto de oficio que se necesita para aguantar en partidos así.
Victoria y remontada, de nuevo
Ganar en Valladolid a un equipo descendido y sin nada que perder, remontando y con tantos cambios en el once, no es cualquier cosa. Lo es aún menos cuando lo haces con jóvenes que vienen apretando fuerte. Todos dejando claro que hay futuro, presente y que la cantera culé sigue siendo el motor que el club, y el fútbol, necesitan.
Raphinha dio el paso adelante que se le pedía, Fermín volvió a marcar y el grupo demostró que sabe sufrir (otra vez). Ahora, a esperar noticias sobre Gavi y Dani Rodríguez, que se llevan la peor parte de la noche.
Pero más allá del susto inicial, el Barça se vuelve con los tres puntos, con confianza reforzada y con la sensación de que el equipo no se rinde ni cuando todo se tuerce. Y eso también vale oro, como la ventaja que se sigue manteniendo con el Madrid a una semana del clásico.
Ahora, a centrarse en el Inter. A nada de volver a hacer historia.

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