El técnico del Barça, Pere Romeu, analizó en La Vanguardia su llegada al banquillo tras un ciclo glorioso, su filosofía de juego y la gestión de un vestuario lleno de talento.
Para Pere Romeu, la oportunidad de dirigir al FC Barcelona femenino tras una era de éxitos se presentó como un desafío ineludible. Según sus propias palabras, formar parte previamente del cuerpo técnico le proporcionó una valiosa perspectiva, por lo que aceptó la propuesta sin dudarlo, viéndola como una ocasión para crecer y aportar su propia visión.

Consciente del legado de su predecesor, Romeu enfoca su trabajo con una perspectiva que va más allá de la acumulación de trofeos. Si bien reconoce la importancia de los títulos como confirmación del buen trabajo, su principal motivación reside en el desarrollo del juego, la consolidación de una identidad propia para el equipo y el apoyo individual a cada jugadora para que alcance su máximo potencial. Por eso, el técnico catalán también destaca la complejidad de la figura del entrenador, que trasciende la planificación de entrenamientos y la estrategia en el campo. Subraya la necesidad de saber leer los momentos del equipo, ofreciendo tranquilidad o exigiendo un mayor esfuerzo según las circunstancias del partido.
Sin embargo, Romeu se muestra sereno y concentrado en su propio proyecto por mucho que sean inevitables las comparaciones. Además, reconoce la magnitud del reto de dirigir un equipo de esta envergadura, pero prefiere mantenerse al margen de las críticas y centrarse en el trabajo diario.
Analizando el reciente encuentro frente al Chelsea
El entrenador del conjunto azulgrana destacó la capacidad de su equipo para imponer su estilo de juego combinativo y de posesión ante un rival físicamente potente. De cara al partido de vuelta en Stamford Bridge, anticipa un encuentro con un ritmo y un planteamiento diferente, donde la clave será mantener el control del balón.
El técnico culer no escatima elogios hacia su centro del campo, formado por jugadoras de la talla de Patri Guijarro, Aitana Bonmatí y Alexia Putellas, al que considera de un nivel excepcional. En la gestión de este talento, Romeu explica que, si bien estas jugadoras poseen una gran capacidad de interpretación, también necesitan un orden táctico para potenciar sus virtudes individuales en beneficio del colectivo.
Sobre la decisión de dejar a Claudia Pina en el banquillo en el partido de ida contra el Chelsea, a pesar de su posterior doblete, Romeu argumenta que se trató de una decisión estratégica basada en las características del partido y de la jugadora, buscando controlar el ritmo en momentos clave.
Ante la perspectiva de alcanzar una nueva final de la Liga de Campeones, Romeu percibe en el vestuario una ambición intacta por seguir haciendo historia. Destaca la mentalidad competitiva de las jugadoras y el trabajo constante del club y los cuerpos técnicos anteriores.
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