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¿Por qué este Barça no carbura?

El mal juego del equipo en la final de la Supercopa ha abierto un debate sobre los aspectos que fallaron en el terreno de juego.


Tras una derrota abultada ante el Real Madrid en el barcelonismo, se activan todas las alarmas. El día después de la final de la Supercopa de Arabia, todo el mundo busca culpables y detectar qué fue lo que falló en el campo para saber por qué este Barça no carbura.

En la final de la Supercopa de España fallaron muchos conceptos que el equipo de Xavi ha ido arrastrando durante toda la temporada sin encontrarle ninguna solución. El problema cada vez es mayor y crecen las urgencias en Barcelona para encontrarle remedio.



En la víspera, Xavi recurrió al cruyffismo para asociar las cualidades de su equipo con el modelo que transformó la historia azulgrana en términos de resultados y emociones. Sin embargo, la única similitud con esa época se limitó al hecho de que el Barça de Cruyff nunca logró ganar una Supercopa de España frente al Madrid; perdió ambas finales. La segunda de ellas fue particularmente desafiante, con un contundente 4-1 y un baile en el Bernabéu.


Un técnico bajo sospecha:

Fue la peor noche de Xavi. Hace un año vivía la mejor. Ahora, en cambio, el entrenador se siente más cuestionado que nunca, consciente de que su figura resulta cada vez más débil. Dos años y dos meses después de su llegada al Camp Nou, Xavi observa cómo su obra se derrumba, incapaz de hallar el dibujo táctico para que su equipo se sienta cómodo.


En Riad recurrió a la fórmula del Barça de los cuatro centrocampistas. Pero no le sirvió de nada. Terminó con el Barça tradicional, coincidiendo con la triple entrada de João Félix, Fermín y Lamine Yamal. Es decir, con tres delanteros. Ni uno ni otro funcionaron, retrato de ese equipo desfigurado que no descodifica los mensajes que recibe de su entrenador.

"No hemos parado sus transiciones ni hemos hecho faltas tácticas. Lo sabíamos y lo habíamos trabajado", denunció Xavi, poniendo el foco en que sus jugadores no interpretaron lo que pedía la final. Por eso, no paró de "pedir perdón y disculpas" a la afición. Su equipo no tiene la identidad definida. Falta saber si Xavi podrá sintonizar el mismo lenguaje que su equipo.

Además, aquella convocatoria contra el Amberes donde se subieron, finalmente, al avión a jugadores que él había descartado colocó en entredicho su autoridad. Xavi dejaba en Barcelona a Lewandowski, Gündogan y Araujo. Pero todos fueron a Bélgica.



Fragilidad estructural:

Koundé, quien participó en dos de los cuatro goles encajados por el Madrid, demostró un rendimiento distinto al de la pasada campaña. En el primer gol, su torpe movimiento evitó que Vinicius quedara en fuera de juego, pero en el cuarto, su despeje defectuoso contribuyó al resultado final. Por otro lado, Araujo, expulsado, no logró evitar el 2-0 de Vinicius y más tarde provocó el penalti que llevó al 3-1.


Curiosamente, esta derrota se produjo utilizando la misma estructura defensiva que Xavi implementó con éxito contra el Madrid en la Supercopa hace un año. Sin embargo, el Barça ha evolucionado hacia un equipo vulnerable, superado por un Madrid que ejecutó eficazmente su plan de juego.

Esta derrota es particularmente preocupante para los azulgranas, ya que no es un incidente aislado; la tendencia negativa ya se venía manifestando. En los últimos ocho partidos, el Barça ha perdido tres (contra Girona, Amberes y Madrid), empatado uno (contra Valencia) y ganado cuatro (contra Osasuna por 2-0, Almería, Las Palmas y Barbastro por la mínima).


El problema radica en que, durante esos ocho partidos, el equipo de Xavi ha recibido 17 goles y solo ha anotado 15, evidenciando un desequilibrio significativo en su rendimiento. Además, la plantilla que mostró un rendimiento altísimo en la pasada temporada está experimentando una notable disminución en su nivel en la actual. Jugadores como Koundé y Araujo no están a la altura esperada, y lo mismo ocurre con Balde, quien ha perdido su impacto decisivo. En la parte ofensiva, salvo De Jong y Gündogan, el resto no alcanza su nivel esperado. Pedri se ve limitado por lesiones, Oriol Romeu ha perdido fuelle, Lewandowski no es el mismo de la pasada temporada, Joao Félix ha ido perdiendo su brillo inicial, y Raphinha y Ferran dan un rendimiento irregular. Este conjunto de desafíos plantea interrogantes sobre la continuidad y la eficacia del proyecto actual del equipo.



Los fichajes no funcionan:

El Barça se encontraba en una situación económica difícil, sin embargo, ha invertido más de 270 millones en fortalecer su plantilla, la cual parece estar experimentando una preocupante regresión. Para financiar estos gastos, el club vendió activos con compromisos a largo plazo bajo la estrategia de 'palancas' impulsada por el presidente Joan Laporta. Laporta estaba convencido de que la adquisición de jugadores veteranos, como Lewandowski y Gündogan, sería crucial para lograr éxitos inmediatos y devolver la tranquilidad al club mediante la obtención de títulos.

Aunque el equipo ganó la Supercopa y la Liga, su rendimiento no ha mejorado en meses ni ha experimentado evolución, a pesar de la llegada de varios jugadores en los últimos dos años. El club ha realizado hasta 18 fichajes en un intento por sortear las restricciones del 'fair play', que ha limitado la capacidad de la dirección deportiva.

El último fichaje, Vitor Roque, un joven delantero brasileño (30 millones de euros fijos más 31 en variables), no tuvo participación en la Supercopa, ni en la semifinal contra Osasuna, ni en la final contra el Madrid, donde el entrenador Xavi solo utilizó tres de los cinco cambios disponibles.



En busca de millones:

El club continúa en la búsqueda de patrocinadores para compensar la falta de ingresos esperados por la venta de parte de Barça Studios, los cuales no se han materializado. Esta ausencia de fondos ha resultado en sanciones por parte de LaLiga, impidiendo al club realizar fichajes. A pesar de la búsqueda activa de recursos financieros, la falta de éxito en encontrarlos tiene un impacto directo en el equipo, ya que no puede reforzarse de acuerdo con sus necesidades. El potencial de la plantilla actual no se alinea adecuadamente con las exigencias del Barcelona.



Laporta se esconde:

En Riad, se pudo observar a Laporta abrazando a Xavi de manera cómplice y cariñosa, un gesto que reflejaba la tristeza compartida por la situación actual del Barça. Sin embargo, tras este emotivo abrazo, el presidente optó por eludir los micrófonos, refugiándose en el silencio en lugar de hacer declaraciones.

Fue Xavi quien tomó la palabra. Con amargura, expresó su descontento: "Salimos de la peor forma posible a la final. Es inadmisible". El técnico, visiblemente abatido, compartía su frustración mientras Laporta se reunía con su círculo íntimo para asimilar una derrota que cuestiona el proyecto.



Aunque el mensaje oficial se mantiene, por ahora, centrado en la unión y en los tres objetivos restantes (Liga, Copa y Champions), no puede ocultarse el nerviosismo palpable dentro del club. Laporta opta por el silencio, mientras Deco, en cambio, emite sus comentarios.


Deco, siguiendo el protocolo estándar de crisis de cualquier director deportivo, respondió con firmeza cuando la periodista de Movistar +, Mónica Marchante, le preguntó sobre el futuro de Xavi. "Esa pregunta no tiene ningún sentido. No es el momento de hablar de eso. El míster tiene toda la confianza del presidente y de la dirección deportiva. Es una derrota dura, pero no cambia nada", argumentó Deco.


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