El FC Barcelona ha vuelto a hacer historia. El conjunto blaugrana se impuso al Real Madrid por 3-2 en una final épica de la Copa del Rey. Con este título, el Barça reafirma su crecimiento y demuestra una vez más que, cuando el equipo está unido, es capaz de superar cualquier obstáculo.
Un inicio de partido con sello culé
El Barça saltó al campo con la intensidad que caracteriza a los grandes equipos, dominando el primer tiempo desde el primer minuto. Lamine Yamal, que no dejó de desbordar por su banda derecha, fue una auténtica pesadilla para la defensa madridista. Y Pedri, siempre presente en los momentos decisivos, culminó una gran jugada colectiva perfecta en el minuto 28, poniendo a los culés por delante con un golazo que ya hacía soñar con el título.
La primera mitad pasó con dominio azulgrana, que aprovechó la fragilidad de un Real Madrid desbordado.

El Madrid se repuso, pero el Barça no bajó los brazos
La segunda mitad comenzó con otro guion. El Real Madrid, con los cambios de Carlo Ancelotti, salió con más intensidad y presión, buscando dar vuelta al marcador. Y lo consiguió en dos jugadas claves: Mbappé, con un golazo de falta directa en el minuto 70, y Tchouaméni, que remató un córner de cabeza en el 77’. El 2-1 parecía dejar al Barça contra las cuerdas.
El equipo de Hansi Flick no se vino abajo. El Barça, pese a ir por debajo en el marcador, no dejó de pelear. Ferran Torres, en el minuto 84, aprovechó un pase en profundidad de Yamal para batir a Thibaut Courtois y poner el 2-2 que llevó la final a la prórroga. Fue un gol vital, que reflejó el carácter y la ambición del Barça para no rendirse nunca.
Sin embargo, hubo un momento crucial que marcó la recta final del encuentro. En el minuto 94, cuando ya se acercaba el final del tiempo reglamentario, Antonio Rüdiger cometió un claro penalti sobre Ferran Torres dentro del área. El pisotón del central alemán al talón del delantero culé fue evidente, pero el árbitro no señaló la pena máxima y el VAR tampoco intervino. Fue una decisión polémica, que dejó a los culés preguntándose cómo pudo no haber sido sancionada.

La prórroga: el Barça tiró de grandeza

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