Tras ganar la Champions con el PSG, el exjugador culé elogió al Barça y recordó su paso por el club como un sueño cumplido.
En una semana marcada por la euforia del Paris Saint-Germain tras conquistar su primera Champions League, uno de sus protagonistas ha sorprendido con unas declaraciones que han resonado especialmente en Barcelona. Ousmane Dembélé, pieza clave en el esquema de Luis Enrique y elegido mejor jugador de la Champions, ha recordado con afecto su paso por el FC Barcelona, club en el que estuvo siete temporadas.
“El Barça es el club de mis sueños. Nunca le faltaré al respeto. Llegué allí con 20 años y viví muchas cosas”
Estas palabras han causado un impacto inesperado en el entorno culé. No solo por su contenido, sino por el momento en que llegan: justo después de que el extremo francés se haya consagrado campeón de Europa con el PSG, siendo uno de los mejores jugadores de la Champions League. ¿Son realmente elogios hacia el Barça o unas palabras con un tono de burla?
Un rendimiento que Barcelona nunca vio
La temporada 2024-25 de Dembélé en París ha sido brillante. Bajo las órdenes de Luis Enrique, ha encontrado estabilidad, continuidad y confianza. Ha cerrado el curso con 33 goles y 15 asistencias, siendo el jugador más desequilibrante del PSG y una de las estrellas del fútbol mundial. Su rendimiento contrasta con su irregular etapa en el Camp Nou, marcada por las lesiones, la falta de regularidad y una relación tensa con parte de la afición y la directiva.
Es inevitable preguntarse: ¿por qué no pudo rendir así en Barcelona? ¿Qué cambió en París?
Un adiós polémico… que acabó siendo providencial
La salida de Dembélé al PSG en el verano de 2023 generó frustración y enfado en la afición del Barça. La forma en que se produjo —activando una cláusula a última hora, con escasa comunicación y una percepción de deslealtad— dejó un mal sabor de boca. Además, poco antes el jugador había recuperado la buena relación con la afición tras renovar su contrato y se había ganado la confianza total de Xavi.
Sin embargo, aunque el Barça perdió a un jugador de gran talento, ganó algo quizás más valioso a largo plazo: espacio y minutos para el nacimiento de una estrella. La marcha de Dembélé abrió el camino para que Lamine Yamal explotara de forma precoz. Con solo 17 años, el canterano ha enamorado a la afición con su desparpajo, regate y madurez en el campo. Esta temporada ha sido uno de los jugadores más diferenciales del equipo culé y ya forma parte del presente y futuro del club.
Lamine difícilmente habría tenido el mismo protagonismo si Dembélé hubiese seguido en la plantilla. El hueco que dejó el francés se convirtió en el escenario ideal para que el joven prodigio brillara. Y ese es un giro de guion que la afición culé ahora puede agradecer.
Unas palabras para curar heridas
Escuchar a Dembélé hablar bien del Barça, después de tantas turbulencias, no deja de ser una especie de reconciliación simbólica. No ha habido un arrepentimiento claro, pero sí un guiño de respeto que casi nadie esperaba. Las palabras no borran el pasado, pero suavizan la rabia y el odio hacia un futbolista por el cual el Barça se dejó 135 millones de euros e ilusionó a miles de aficionados culés.
Quizá Dembélé necesitaba irse para alcanzar su plenitud. Quizá el Barça necesitaba que se fuera para dar paso a una nueva era. A veces, las separaciones más dolorosas son también las más necesarias, y así lo ha demostrado el tiempo.
Hoy, Dembélé brilla en París. Pero en Barcelona, el futuro se llama Lamine Yamal, y eso no habría sido posible sin ese hueco que dejó Ousmane.
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